"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco

martes, 11 de noviembre de 2008

De locos, de escritores y de escritores locos

Ha no pocos meses que este artículo mío apareció en una revistilla para no lectores (de cuyo nombre no quiero acordarme).


Dicen que “la locura es un cierto placer que sólo el loco conoce” (John Dryden). Dicen. Y tal vez sea verdad… Si no, ¿cómo explicar la demencia de los grandes personajes? Desde Nerón hasta Dalí, en la antigua China o en nuestra ciudad, hallamos los inconfundibles síntomas del desequilibrio. Aunque es verdad que esta locura muchas veces ha influenciado el curso de la historia y de las ideas humanas. Nos ha dado ciencia y nos ha dado arte. Y seguramente seguirá sorprendiéndonos según su extraña manera. Ejemplos de lo anterior pueblan las páginas de los libros y llenan las tertulias de sobremesa; pero también han incursionado en el oscuro ámbito de la literatura.
Jules Barbey d’Aurevilly, escritor del siglo XIX, solía conmocionar a París cuando sacaba de paseo a su mascota: una langosta atada a una correa. Guy de Maupassant, por mencionar a otro francés del mismo siglo, también disfrutó de la exquisitez de la locura: fue poco a poco teniendo visiones y alucinando ruidos; se caracterizaba por su carácter vagabundo y por carecer de formalidad; era olvidadizo y se creía perseguido por espectros. Más de una vez aseguró haber visto a su doble en la sala de su casa. Todo esto, naturalmente, quedó volcado en sus textos.
El célebre Émile Zola no queda exento de esta lista. Era un maniático de los números, y adonde quiera que iba contaba las coches, las tomas de agua o prestaba atención a la numeración de la calle. Primero asociaba los múltiplos de 3 a la maldad; después aborreció los del 7. Pero repudiaba el número 17, sobre todo.
En Inglaterra, ya en el siglo XX, Ernest Vincent Wright murió el día de la publicación de su novela, Gadsy. No es, sin embargo, una novela cualquiera: en sus cerca de 50 mil palabras no consta la letra “e” (que es, dicho sea de paso, la más común en el idioma inglés).
Revisando más casos, encontramos a Jonathan Swift. Este irlandés, autor de Los viajes de Gulliver, destacaba por vestir de negro en sus cumpleaños y por odiar, en general, al hombre. Apoyaba la crianza de niños pues su carne podría aprovecharse en momentos de hambruna.
Honoré de Bálzac, por su parte, trabajaba siguiendo un horario sin orden: se levantaba alrededor de la medianoche, escribía unas ocho horas, comía en quince minutos, seguía realizando sus obras y se dormía a las cinco de la tarde. Sólo hablaba de sí en las reuniones y es recordado como un individuo egoísta. Charles Baudelaire, quien no es menos famoso que Bálzac, vivió entre el alcoholismo, la enfermedad y las deudas; discutía con su editor trivialidades, como la posición de una coma, durante semanas enteras.
Las extravagancias de los literatos, no obstante, nos remontan a épocas más antiguas. En la Grecia del siglo VII a.C., Arquíloco (poeta cruel) envió a la joven que lo había rechazado en matrimonio un poema salvajísimo. La joven, su padre y sus dos hermanas se suicidaron después de leerlo.
Claro que ciertas locuras no arrastran fatalidad, sino que resultan muy convenientes. Cuando la Ley Romana dictó que las tierras de los ricos debían confiscarse, salvo aquellas usadas como cementerios o mausoleos, Virgilio (en el año 43 a.C.) organizó un funeral en su mansión en honor a un mosca muerta, “mascota suya”. Así su hogar se volvió legalmente una tumba y consiguió librarse del nuevo decreto…
Y muchos otros pensamientos locos han hecho literatura. Y quién sabe qué cosas más. Quizá sí. Quizá la locura es un placer.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero disfrutes mucho tu locura, pues aunqeu apenas da muestras de existir, puede llegar a expandirse demasiado.

Y lo mejor, tu locura es proporcional a tu valìa como escritor, lo que significa que estas a años luz de la cordura.

Tu mama dijo...

Me cagas la madre pinche pseudo-filosofo de cagada, aun con la dificultad para comentar en tu blog, me siento en la necesidad de redactar este breve comentario para hacerte notar que eres un pobre imbécil, que se paso un pinche año de su vida escribiendo un puto libro mediocre sobre una lesbiana que a nadie le interesa, ve con todo tu pinche conocimiento y chupale los huevos a algún profesor porque aparentemente es lo único que sabes hacer.
Te recuerdo que el sexo con libros no cuenta como sexo.
Ya me da hueva seguirle comentando a un pinche porro de la UNAM/filosofo de la ibero que va a vivir del dinero de su hermano y el cual solo lo vas a ocupar para meterte sobredosis de acidos y alucinar tus pinches filosofías baratas.
Maldito necrofilo que tiene fantasias con Nietzsche, kant, Kierkegaard, que asco me dan los pensamintos de ti fantasiando sobre chuparle las bolas a cualquiera de los anteriores filosofos y a zagal

José Luis Ituarte -pollo- dijo...

que pasó cuellar, vi que escribiste en mi blog, lo agradezco de verdad, te pido que leas post de -filosofía de un seductpr: alfie-
y si puedes ver la pelicula, para que la comentemos
un saludo.

Vic-Mac dijo...

Mensaje subliminal:

(...)Luego subíamos andando hasta el cine Fémina en la esquina de Diputación y Gracia.(...)

Plagio... verdadero asco...

Ntc jajaja

J. M. Cuéllar dijo...

Eso es coincidencia, ¡coincidencia, Víctor! Hahaha. La lectura de La Sombra del Viento es posterior a la escritura de Fémina... Aunque el título fue lo último que decidí... ¿Pudo haber quedado en mi subconsciente? Hahaha. De cualquier modo, "fémina" es sólo una palabra. Ni yo ni Ruiz Zafón somos los únicos que la utilizamos. "Cine Fémina". Suena bien. ¡Me robaré la idea! Hahaha. Sí, supongo que soy un asco. Por cierto, ¿ya te enteraste que había un jet detrás del primer avión que se estrelló contra las Torres Gemelas? Hahaha.

P.D.: Hahaha. Muy buen comentario por parte de "tu mama". Si no supiera el humor con el que fue escrito me ofendería. Mucho. ¿Y quién demonios te dice que el sexo literario no cuenta como sexo? Hahaha. Y oye: yo no me meto ni con tus filias ni con tus fantasías. Respeta las mías. Y no, Lorena no es lesbiana... Aunque supongo que hubiera sido interesante que lo fuera... Hahaha. Kudos! Y al parecer comentaste en varios blogs. Hacía mucho que no me reía tanto.

Anónimo dijo...

Wow, qeu onda con "Tu mama" en fin, se ve qeu es un tipo desequilibrado, mitomano, por su forma de expresarse es hijo unico y tiende a querer llamar la atención, pero en fin.. no importa realmente lo que diga.
Por cierto, Lorena Sanchez R. lesbiana? interesante deducción, se ve termino el libro y le gusto mucho, porque llegar hasta el fin, wow. en fin Buen libro Cuellar.

Anónimo dijo...

Muere, maldito, muere.
No olvides que la vida no es vida sin ......

Anónimo dijo...

Que hueva entrar a un blog y encontarse por semanas con lo mismo. Aproveche las altas horas de la noche para publicar, o que? no tiene tiempo?

José A. Casas Chavana dijo...

Qué Krajos le pasa a TU MAMA, estas loco mano, está bien que cuellar se puñal, feo, y medio tonto, pero su super novela fémina no la criticas brother, además creo que eres el único (además de tu mamá) que piensa en chuparle las bolas a Zagal o a cualquier otor filósofo.

Anónimo dijo...

jajaja estar loco es taaaan divertido :3 lastima socialmente eso no encaje