"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco

jueves, 18 de febrero de 2010

martes, 9 de febrero de 2010

Presentación

Estás muy invitado a la presentación de mi libro, el jueves 18 de febrero en el Palacio de Minería (Tacuba 5, Centro Histórico), a las 19:00 horas, Auditorio Uno (Sotero Prieto).
Nos vemos ahí.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Faralá

Ayer me confundí. Escribí "2009" en vez de "2010". Detuve un momento la pluma y me puse a reflexionar.
No sé qué destacar del año pasado. Fueron doce meses muy repletos de sorpresas y de tribulaciones. No puedo negar que sufrí y que disfruté del sufrimiento. Cuánto me divertí. Ocurrió todo; no sabría mencionar una sola cosa que no haya estado presente en el 2009. Hubo amor, quizá demasiado; hubo premios literarios, escenas surrealistas, viajes, pecados y muchas palabras mensajeras. Hubo decisiones, mentiras y cuestiones por resolver. Hubo respuestas sin preguntas.
Desfilaron ante mí quién sabe cuántos personajes. Y todos fueron peregrinos. Hasta yo me fui. Las piezas se desencajaron para después rearmarse en un modo distinto.
Quizá no me equivoqué.
Tal vez una parte de mí se aferra al 2009.
Fue un año importante. Me mostró que la realidad está determina y que la libertad es un espejismo que siempre está a punto de fundirse. Que el caos fluye y nos arrastra a todos consigo, para bien y para mal.
Hoy más que nunca siento que nadie me conoce y que yo solo me basto.
Me enorgullezco de nunca regalar más que una sonrisa, y de mantenerme aquí, al pie de guerra. Con mis libros a un lado y la palabra haciéndome cosquillas en la boca.
Miro al 2010 con expectación. Me da miedo el torbellino imparable que se ha vuelto la vida para mí. Hay algo de que asombrarse en cada recodo. Me pregunto qué será esta vez...
Me alegra esta emoción constante. Me pone muy feliz.
Los propósitos de Año Nuevo han ido quebrándose uno a uno, y es apenas febrero.
Me juré engordar y ya adelgacé. La báscula marcó los 62.
Me dije que este año cazaba a una novia y no la dejaba ir, y ya he dejado ir a algunas.
Juré a Dios y a Diego que abriría pista si Shakira me lo mandaba [jajaja], y cuando llegó la hora me acobardé. Peor tantito: salía de un antro en Polanco cuando me asaltaron.
Dos hombres con una navaja. Les di mi celular. Y estaba por darles la cartera cuando me arrepentí. Protesté. Les dije que me iba a quedar con mis credenciales, que gustoso les daba el dinero, pero que no me iban a quitar las tarjetas. "Te voy a picar, te voy a picar", me repetía uno. Yo no sé de dónde saqué los bríos para sacudir la cabeza y empezar a sacar las credenciales.
Los hombres estaban impacientes. No se esperaron a que les entregara la cartera; antes se echaron a correr.
Yo me limpié el sudor de la frente.
Sólo fue un celular.
Pero el sinsabor me duró varios días. No abrí pista y me arrebetaron el teléfono. Dos derrotas reunidas en una misma noche.
Maldito determismo y maldita libertad, que me llevan a escenarios tan terribles como cómicos.
Estoy casi seguro, sin embargo, que en el próximo año me volveré a equivocar, escribiendo "2010" en vez de "2011". Y que otra vez me echaré a reír. De mí y de las circunstancias.