Hace meses leí dos libros sobre el mismo tema de manera consecutiva y casi por casualidad: El Avaro, de Molière, y Eugénie Grandet, de Balzac. El primero es una comedia que pone al descubierto las más ridículas manías de los avariciosos; el segundo critica la avaricia con el estilo serio y crónico de Balzac. Las semejanzas entre ambos textos son sorprendentes: en los dos hay un amor que la avaricia del padre impide y una fortuna secreta; sólo cambia un tanto la pluma, el tono y los gafas del escritor. Tal vez porque los dos tratan de exhumar los detalles más escandalosos de la naturaleza humana.
El Avaro, por cierto, luego fue puesto en escena en el Teatro Hidalgo. Rafel Inclán fungió de padre. No diré que es mal actor. La obra, al menos, respetó el desarrollo original de la historia, y gran cantidad de chistes. Hubo bromas, desde luego, que Molière no ideó y que pronunció Inclán. Recuerdo que aplaudí al final del espectáculo. Me alegró creer que el teatro vuelve su mirada a los verdaderos cómicos.
Balzac y Molière, en fin, sabían de lo que hablaban. No por menos se cuentan entre los Grandes.
"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco
domingo, 12 de octubre de 2008
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2 comentarios:
No he leido aun alguno de los libros de Moliere ni de Balzac pero siendo sincero me gustaria leer el de moliere, justo lo estoy bajando en internet y ya podre ver que tan buena recomendacion la suya Joven Cuellar.
En fin. Saludos.
Excelente... me agrada la idea y va muy bien el blog, invita a leer... A Balzac casi no le conozco, pero a Moliere sí. Creo que tienes razón cuando dices que es un verdadero cómico.
Con una buena redacción como esta puedes adherir muchos lectores, y , sobre todo, buenas plumas.
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