"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco

lunes, 13 de octubre de 2008

Segundo dios pagano: Amos Oz

Escribió mi libro favorito. A él le debo las mejores letras que he leído jamás. Y lo descubrí hace no más de un año. De hecho, las obras de Amos Oz apenas están comenzando a poblar las librerías de México. Es extraño. Un escritor tan talentoso, nominado varias veces al Premio Nobel, ganador del Premio Goethe, del Premio Príncipe de Asturias; uno de los mejores escritores vivos nos llega con un par de décadas de retraso. Tal vez porque es israelí y lo suyo es alta literatura: a los lectores mexicanos no nos gusta eso.
En fin. No nos lamentemos. De él me avergüenza confesar que sólo he leído un título: Una historia de amor y oscuridad, que fue precisamente la que difundió la fama de Amos Oz en nuestro país. Es un libro autobiográfico: abarca la infancia y juventud del autor, y ocasionalmente hace un retroceso en la historia de su familia para contarnos la vida de sus abuelos y de sus tíos. Toda la trama, sin embargo, gira alrededor de la muerte de su madre, ocurrida cuando él tenía doce años.
La novela está escrita con un estilo abrasivo, inmejorable. La mente del lector escurre por los párrafos del libro y, sin que éste sepa cómo, se le van narrando los sucesos. Únicamente en otro autor he sido modo víctima de este fenómeno: García Márquez. Pareciera que la historia, en ambos, se despliega de natural.
Amos Oz, por cierto, también disloca la historia para presentárnosla en varios planos temporales. Las consecuencias de esto son muchas: se logra una emotividad que no sabría comparar con otro texto, y se atrapa con eficacia la época histórica. Pues la novela está ambientada en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando los judíos sobrevivientes migraron a Asia y fundaron (no sin infortunios) el actual estado de Israel.
En agosto comencé la lectura de Un descanso verdadero. La hubiera terminado hambriento de no ser por un profesor (de cuyo nombre no quiero acordarme) que me ordenó releer La Odisea. Desde entonces sobran las lecturas, escasean los minutos y dirijo un blog.
Algún día quiero ser como Amos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya me habia hablado de Amos oz y me intereso mucho saber de él, tendre que buscar algun libro de él.
De cuyo no nombre no quiero acordarme? otra vez joven cuellar de plagista? jeje, ntc.
En fin. Me agrada mucho tu redacción, adelante con el blog y cada día lo checo esperando algo nuevo.