Ayer, en Orvieto, vi a una señora que paseaba a un pato. El pato iba atado a una correa y caminaba nervioso al lado de la mujer. A veces la rebasaba, a veces se detenía y obligaba a la señora a esperarlo. Graznó cuando pasé junto a él y mis zapatos se hundieron en la hoja seca. Hubo un crac crac, tanto del pato como de la broza.
Crac.
Crac.
Me dolió la cabeza el resto de la tarde.
"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco
lunes, 2 de noviembre de 2009
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6 comentarios:
aw.. me encantan los patos!!!
me gusto tu post <3
A pesar de qeu el pato hizo el sonido caracteristico porque el Sr Jm lo piso? wow. jejje
Gracias, Azucena. A mí también me encantan los patos. Y, desde luego, mis posts. :)
No entendí el otro comentario. Yo no pisé a ningún pato.
¡Saludos!
como supiste que era yooo?!?!
yo no puse el segundo comentario, por cierto jaja, solo el primero..
Pues te conozco. Te gustan los patos y los pingüinos y las hamburguesas de Johnny Rockets.
Sé también que tú no hiciste el segundo comentario. Tú tecleas bien las conjunciones copulativas.
Ci vediamo presto.
Mmmmmm ella si tecleea bien? osea qeu yo no lo hago, eh!? eh!? eh!? jeje, un abrazo.
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