"La palabra, una vez escrita, vuela y no torna" - Quinto Horacio Flaco

miércoles, 14 de enero de 2009

El amor en los tiempos del cólera

Luego de siete libros y trece cuentos, sigo sin saber cómo García Márquez consigue narrar así. Supongo que es verdad lo que dicen: que todas sus historias son en realidad anécdotas que oyó atento a los viejos de Colombia. De otro modo no me explico cómo en sus textos García Márquez parece tener un dominio absoluto sobre la trama; puede platicarte el final sin siquiera mencionar el comienzo, o puede en cualquier punto del libro desviarse y sus personajes, y sus eventos, y sus descripciones gozan siempre de una coherencia que me desquicia, pues no la logro cifrar.
A lo anterior se le debe agregar el estilo mágico con el que dibuja la realidad latinoamericana; se vale de esa misma magia que ya había notado Alejo Carpentier, pero que (en mi opinión) sólo en las líneas del Gabo adquiere verdadera vida.
El amor en los tiempos del cólera me recordó a Cien años de soledad, a pesar de que a la primera le faltó Macondo. Fermina Daza se me antojó un nuevo retrato, aunque en otra pose y con otro escenario, de Úrsula Iguarán, la matriarca de los Buendía. Esto, sin embargo, no tendría por qué sorprenderme. Al fin y al cabo, tanto Fermina como Úrsula y la esposa del coronel sin cartas resumen con precisión escalofriante el perfil de toda mujer caribeña. Incluso algunos detalles (como el estoicismo maternal, las jaulas a rebosar de pájaros y el misterioso conocimiento que ambas tienen sobre los miembros de su familia) me trajo a la memoria la cara de mi abuela.
Me agradó, pues, más la forma que el fondo de El amor en los tiempos del cólera. La historia hiperbólica entre Fermina y Florentino no me gustó por su originalidad, por su evolución o por su desenlace; me gustó porque resulta un buen pretexto para abrirnos las puertas a un mundo tapizado de curiosidades, de sucesos fantásticos y de cotidianeidad. Y bien sabemos nosotros, los latinoamericanos, que la cotidianeidad por estas tierras significa un perpetuo espectáculo de cultura e ingenio, un derroche de folclore. Nadie vive con más imaginación que nosotros. De eso estoy convencido.
Luego de leer, vi la película. Y me enfrenté a lo que ya había presentido: una historia mutilada. Por evidentes causas, la versión visual suprime las habilidades literarias del Gabo; eso le resta de una sola sentada la mitad de los méritos a El amor... Lo siguiente que advertí fueron las caracterizaciones. O los actores no supieron interpretar bien sus papeles, o la adaptación al cine modificó la personalidad de los protagonistas de la novela. A Tránsito Ariza, por ejemplo, no se le representa como a una mujer astuta, muy lúcida (hasta antes de su vejez) y medio usurera. O el padre de Fermina, a quien se le ve en la película jovial y esbelto; algo que no casa con lo que leí. A la historia de amor, por otra parte, no le estampan el aire irónico, rídiculo y hasta burlón que sí aparece en la novela. Se aniquilan algunas otras figuras, como Leona, que trabajaba en la Compañía Fluvial. Y se alteran varias escenas del libro. (Me molestó que Fermina y Florentino intercambiaran su primera carta a la salida de la iglesia en vez de en el pórtico de su casa; y me molestó aun más que no mostraran cómo cae un caca de paloma en el sobre justo cuando se la está dando; me llamó la atención, también, que cambiaran un poco el capítulo de la serenata). No sé si las críticas sean justas. A lo mejor fui incapaz de apreciar la película pues conocía de antemano los pormenores de su trama; no me causó nada porque no tenía nada nuevo que enseñarme, ya todo lo había leído. Si bien hay que reconocer que los guionistas extrajeron y conservaron del libro las mejores frases. Yo hubiera añadido otra: "uno sabe que está envejeciendo cuando comienza a parecerse a su padre".
Y la música de Shakira, pese a la opinión obcecada de Juan, es buena.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gabo tiene un don innatural para escribir, para relatar historias llenas de pasion, de folklor latinoamericano, y aun asi darle el romanticismo necesario. Lamentablemente la pelicula no pudo darle ello. Le quito parte de la pasion y simplemente hizo una historia que se antoja grotesca. Le dio un toque que pervierte la pluma del buen Gabo..
Saludos.
Anhelo...

Tu mama dijo...

Que chingados te sientes pinche José Manuel no por que hayas escrito un puto librito te da derecho a decirle Gabo a García Márquez, con que puta confianza te pones a la par de uno de los grandes, que pinches huevitos te cargas tu cabrón, nada mas incitas a otros pendejo a decirle Gabo también, primero escribe algo medianamente decente pendejo de cagada y después tal vez puedes decirle Gabriel, cuando ganes tu primer Nobel entonces refierete a el como Gabo, pero no hasta entonce.
Ademas me haces escribirte un lunes por situaciones que ya conoces.
PD: Chinga tu madre

Mongua dijo...

Debo insistir en la problemática de la extensión de texto en el blog. Respecto a Márquez sólo he leído 2 libros, no he tenido la oportunidad de leer "Amor en tiempos de cólera", quizá sea porque no encuentro el gusto por la literatura latinoamericana contemporánea, y no sólo me sucede con Márquez, también, sufro con Cortazar, Borges... Juan Rulfo (no tan contemporáneo) es lo que más me ha gustado, lástima que sólo escribió 2 libros. Quizá puedas ayudarme a encontrar un sendero por este brillante laberinto.

Tu mama dijo...

Puta madre una persona que opina de igual forma sobre las pinches tesis que te mamas en tu puto blog de cagada que me impiden criticarte por que nada mas ver su pinche extensión me d hueva.

Anónimo dijo...

Bien. Me ha gustado la crítica, en especial la comparación con la película que, ahora me consta, tengo el privilegio de no haber visto. El amor en los tiempos del cólera es una de mis novelas favoritas y, deifnitivamente la que más disfruté de García Márquez.
Solo puedo agregar a tu elocuente reseña la información que tengo acerca de los personajes de Úrsula Iguarán/Fermina Daza: Están totalmente inspirados en la mamá de Gabo. En su novela autobiográfica Vivir para contarla lo expone de ésta forma: La historia de Fermina Daza y su travesía a lo largo y ancho de la saleva huyendo del amor está complentamente basada en la historia de mis padres, lo que tuvieron que pasar para poder casarse. Esto solo rectifica que Gabo es un realista maravilloso por definición y convencimiento, que que plasma de una mandera idílica y hasta romántica la idiosincracia de su pueblo con el ejemplo que mejor conocía y que pudo detallar y estudiar de primera mano.
Buen tema, ahora sé que no debo de ver películas sobre libros que me gustan.